Viaje solitario

Hay tardes en las que me encuentro solo de soledad absoluta, de ese desamparo que no tiene sonidos ni aromas, y que pesa en las espaldas, más que la vida misma, a pesar de no traer más que vacío.
Son los días en los que ni tus palabras se acercan a mis oídos, aquellos en los que la distancia ocupa tanto lugar que no cabe ni siquiera una sonrisa.
Cuando estoy en esos momentos, no hago más que voltear a ver el camino, dejando escapar de mi rostro una mueca, como la de aquel día que miraste a mis ojos, sonrisa que le dijimos, amor que sentimos. 
Las esperanzas terminan entremezcladas con las ilusiones y los deseos, tal vez demasiadas sensaciones para poder poner algo de razón en un corazón que no entiende de ellas.
Pero aún sé, que en algún punto del viaje, y a pesar de que los brazos de la soledad me aprieten hasta hacerme llorar, puedo seguir disfrutando de tu recuerdo, mi amor.



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