En Paz

Con el paso del tiempo me vuelvo impermeable al olvido, pero no logro escaparle a la indiferencia, esa que me pones en cada paso que intento dar, esa que me lastima mucho más de lo que alguna vez podrás imaginar.
Tengo días buenos y de los otros, como podrás entender, no hace falta que te diga que tu presencia se marca en cada uno de ellos, llegas en forma de recuerdo, o de sueño, pero siempre cargada de ilusiones.
No creas que olvide como ruedan las lagrimas por mis mejillas, ellas salen a pasear en esas noches donde estás manos recorren el vacío que me acompaña, ese lugar que aunque estando lejos, sigue siendo tan tuyo como el primer día.
Ya no me pregunto cuál fue el motivo o el porqué o dónde me equivoque, sólo te recuerdo, cada instante, cada palabra, cada abrazo, cada caricia, cada mirada, y no puedo más que sonreír, porque todo lo que quedo en mi fueron momentos felices.
Aún no le encuentro una definición a esa felicidad, será porque no la tiene, o quizás no existen las palabras necesarias para hacerlo, pero lo que si aprendí es que tiene nombre propio, y para mi ese es el tuyo.
Sé que hoy mi alma está en calma, no en paz, para eso te necesito aquí conmigo, pero al vaciarse de vos, se llenó de esperanzas, esas que me hacen salir cada día con la ilusión en la mirada de volverte a encontrar, de saber que aún tengo un lugar en tu corazón, y de que hay alguien allá arriba que hará todo lo posible para que este amor no se pierda en el olvido.
Te extraño amor, y mi mano permanece extendida esperando poder sostener la tuya para así concluir el viaje, juntos.

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