Pérdida


Entre sus manos descalzas dejaba agonizar el sonido del silencio.  Así impávida, miraba como las olas dejaban tras sus pasos torrentes de soledades entre sinfonías danzantes y duetos de rumores.
En la fría calma del silencio deshojaba sus recuerdos mientras lloraba mármol frente al mar.
“Ser la brisa de tu vuelo y la canción que te acompaña. Ser la lluvia que te moja y el grito que te aclama. Ser amor y poesía, el aire que tu boca respira. Ser barquito de papel, sueño de infancia, almíbar de niñez entre tus dedos” pensaba.
Ya no habría consuelo en su mirada, no tendría paz en su refugio. La luna no sería su luz de medianoche. No tendría lugar en sus pupilas para acompañar la brisa de los besos nocturnos.
Porque se le fue la vida, se le rompieron las alas, se le agotó la arena en los relojes, se le esfumó la tinta de sus letras.
No llores, le dijo, seré tu ángel de la guarda. Seré  el aire que tu sonrisa pinte, seré tu fuego en el invierno y tu lluvia del desierto, le dijo… Se fue siendo suspiro, noche interminable, insomnio seguro, se fue, así, como si nada.

Muchas gracias por darle música a mi vuelo @magiamorena

1 comentario:

  1. ¡Me encantó! Totalmente sublime. Lindo relato.
    Un fuerte abrazo. Maite.

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