Desde muy pequeño supe coquetear con con los sonidos del silencio y la compañía de la soledad, nunca hasta ahora, había comprendido lo que esto significaba, porque hoy se hacen presente y ya no me seducen, no tienen el encanto de otra época, ambas, silencio y soledad, cambiaron su manera de tratarme, desde que entraste a mi vida.
Quizás la vida ofrece esa compañía a aquellos que no encuentran en donde hacer descansar los latidos del corazón, un lugar que el destino reserva para acomodar las almas que no tienen su gemela para abrazar, de ahí nuestra amistad de años.
Hoy, sin embargo, ya no quiero bailar con ellas, ni silencio, ni soledad, me hacen bien, están secando mi corazón y dejando morir mi alma, será que tu recuerdo es tan grande que no les deja lugar, o tal vez eres esa parte que le faltaba a mi alma, entonces ya no pertenezco a ese lugar, pero dónde voy, y en dónde pongo a latir al corazón, y cómo hago para que deje de sufrir.
Sé que pregunto demasiado, y claro, no hay respuestas, porque nunca me importaron y sobretodo porque siempre abrace el silencio, entonces hoy, qué puedo esperar, sólo más de él, ya ni siquiera se escucha el susurro de un quizás.
Algún día espero escuchar un sonido que no sea el del silencio, tambien ese día, la compañía quizás no venga vestida de soledad, pero entiendo que no es momento de que ello ocurra, porque aún sigo donde ellas habitan.
Te echo mucho de menos, en el silencio de tus labios y en la compañía de tu corazón, y mi único deseo es que me rescates de aquí, te necesito amor.
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