No son las noches,
tampoco los días,
la luna sólo mira,
y la cama sigue vacía.
No son los recuerdos,
tampoco los sueños,
los sentimientos agonizan,
y el amanecer es oscuro.
No son las heridas,
tampoco sus cicatrices,
el dolor permanece dentro,
y la sangre aún fluye.
No eres Tú,
tampoco yo,
es la eterna indiferencia,
la que me mantiene aquí.
Lejos de ti y en Soledad.
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